domingo, 15 de febrero de 2009

Diario de una loca


"Porque el valor de la amistad solo lo aprecias...Cuando ya no son amigos"


Hoy, casi bordeando las 05 de la tarde, de un domingo sin razon de ser, un domingo con cara de miércoles, llego un amigo que hace años no veía, una amigo con quien lleve una relación algo agitada, una relación intensa pero llena de huecos. Traia el rostro medio demacrado, con ampollas en los dedos y uno que otro grano en la cara. Jamás lo vi tan desgastado, tan cansado, tan si él. Se sentó y converso de muchas de sus historias vividas en todo este tiempo que no lo había visto - trataba de escucharlo, pero tengo una noción excesiva del aburrimiento rápido. El tomaba agua de vez en cuando, para mojar su lengua, que se notaba desde lejos que estaba muy seca. Agitaba unas manos muy bronceadas por el sol, de arriba a abajo, dándole el toque teatral a su narración. Yo, Rosalía, unicamente pensaba: a que hora darán la película en TNT?. Cada ciertos minutos prestaba atención a lo q contaba, solo para no parecer desatenta.


Mi amigo lloró al final de su historia, y yo solo atiné a tomarle de las manos (porque para colmo, ni sensible soy, aunque a veces pienso que en este sentido debo tener algún tipo de personalidad bipolar). Salió, encendió su carro -que sonaba como carcacha vieja, o como cuando abren una puerta sin aceite), fue directo al puente, y me llamo desde ahí. A mirar el atardecer. A mirar como el sol se despide de los humanos, como huye ante la presencia de la luna. Y ahí, recién ahí, sin palabras, sin miradas ni nada. Solo el y yo sentados en aquel puente; nuestras almas se comunicaron y lloré, lloré después de tanto porque sentí lo que el estaba sufriendo...


Eso, solo eso es amistad.

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